Zorba me enseñó a amar la vida y no temer a la muerte. Nikos Kazantzakis
LA NOVELA :
Pocas, muy pocas novelas pueden marcar a una persona como Alexis Zorba, el griego.
El magistral manejo de lenguaje y las sutiles descripciones de Nikos Kazantzakis hacen de Alexis Zorba el griego, una delicada novela que transcurre fluida, llena de metáforas, poesía y lecciones de vida.
Es conmovedora la manera en la que un hombre letrado se ve envuelto en el mundo de un nómada como Zorba y se da cuenta de la errada vida que llevaba dejándola atrás para vivir en carne propia la hermosura de estar vivo.
Dispuesto a rescatar una mina de su propiedad en la isla de Creta, un joven amante de los libros emprende el viaje, en el trayecto un singular personaje le propone embarcarse con él y trabajar en su mina.
La belleza de la novela empieza cuando, lenta y sutilmente, Kazantzakis describe sus vivencias en la isla y la manera en la que Zorba cautiva a su joven jefe.
Encerrado en sus libros, con un horizonte preconcebido y cerrado, el joven descubre que la verdadera vida se encuentra afuera y hay que vivirla para poder maravillarse de ella, no leerla. Zorba le hizo ver que para comprender en plenitud los grandes romances de sus libros los tenía que vivir en carne propia; para entender una poesía inspirada en una dama es necesario enamorarse de una mujer digna de una poesía; para exaltarse de una descripción hermosa es necesario asombrase de los árboles y los delfines.
Esas lecciones de vida las aprendió el protagonista a lo largo de sus aventuras con Zorba, al final no consiguieron nada material, se acabaron el dinero, no explotaron la mina pero una huella indeleble quedó en el alma de los dos.
Su espíritu de niño, su inmensamente tierna capacidad de asombro y sobre todo su amor a la naturaleza y a la hembra hacen de Alexis un personaje inolvidable capaz de marcar a cualquiera. A través de Zorba Kazantzakis critica ferozmente toda la presunción de los escritores y literatos, critica su ensimismamiento. Les dice que todo lo que han escrito o leído no tiene ningún valor a comparación de las vivencias de alguien como Zorba. El mensaje del autor hacia ellos es bastante claro: han perdido su tiempo escribiendo, deberían aprovecharlo viviendo.
http://www.netsaber.com.br/resumos/ver_resumo_c_5815.html
ALEXIS ZORBA
La novela que fue llevada al cine con el título de Zorba el griego (Mijalis Cacoyannis, 1964) y cuyo título original es Vida y hechos de Alexis Zorba (1946) representa para muchos la obra más perfecta de Kazantzakis. El argumento es ciertamente simple y arranca cuando el joven narrador, que no deja de ser el mismo de la novela anterior y podemos identificar con el propio autor, se encuentra en El Pireo, de nuevo en plena crisis y dispuesto a convertirse en un hombre de acción explotando una mina de lignito en Creta. En ese momento aparece allí Zorba, minero y músico en paro, dispuesto a ser contratado. Convertido en capataz de la mina, Zorba tiene diversas aventuras en la isla junto a su joven patrono, estableciéndose entre ellos una profunda amistad.
Frente al carácter del narrador, un atormentado escritor enfrascado en ese momento en un libro sobre Buda, cauteloso siempre ante cualquier acción, y capaz por ejemplo de desdeñar los favores de la joven viuda que todos los hombres del pueblo se disputan, Zorba pone el contrapunto perfecto de un filósofo pagano que ha captado el gozo más profundo de la vida y se rinde a todas sus alegrías, un adorador del bello sexo que "en una lágrima de mujer se ahogaba sin remedio".
En las discusiones y peripecias de los dos hombres asistimos al enfrentamiento entre la búsqueda obsesiva del sentido, que corre el peligro de huir de la realidad y despeñarse en una hueca palabrería, y una filosofía vital sólidamente asentada. Cuando la aventura de la mina llega a su fin, los destinos de los dos protagonistas se separan. Zorba termina sus días en los Balcanes, propietario de una mina de cobre y felizmente casado con una mujer más joven que él.
De allí le llegan a su antiguo patrono noticias de sus últimos momentos, cuando alguien le cuenta que moribundo "nos apartó violentamente, saltó del lecho y llegó a la ventana. Allí, prendido al marco, contempló a lo lejos las montañas, abrió desmesuradamente los ojos, lanzó una carcajada y luego relinchó como un potro. De tal modo, en pie, con las uñas hundidas en el marco de la ventana le sorprendió la muerte." El valor principal de esta gran novela es su carácter de fábula pagana con un personaje principal que es la encarnación del más noble impulso vital, un hombre que a las abstrusas y remontadas reflexiones de su joven jefe es capaz de responder: "¡Ah, patrón, si pudieras bailar todo eso que dices para que yo entendiera".
Nacido en 1883 en una isla de Creta todavía bajo dominio turco, Kazantzakis realizó estudios de Derecho en Atenas y de Filosofía en París, donde fue alumno de Henry Bergson. Viajero infatigable durante toda su vida, fijó su residencia sucesivamente en diversos países y fue testigo directo de algunas de las grandes convulsiones de la época que le tocó vivir. Su compromiso político le llevó a ocupar cargos en el gobierno de su país y a trabajar también en otra época para la UNESCO. Nacionalista griego en su juventud, evolucionó posteriormente hacia una ideología muy personal que logra conciliar influencias tan diversas como el cristianismo, el comunismo, el budismo o el pensamiento de Friedrich Nietzsche.
Su obra, extraordinariamente variada, abarca desde la poesía hasta el teatro y los relatos de viajes, aunque probablemente lo central de ella sean sus novelas, en algunas de las cuales nos detendremos brevemente aquí, tratando principalmente de ver cómo ayudan a conformar un pensamiento original y vigoroso que logra una difícil síntesis de las influencias que señalábamos. En 1957, el año de su muerte, perdió por un voto el premio Nóbel de literatura ante Albert Camus. Éste declaró después que Nikos Kazantzakis merecía el premio “cien veces más que él”.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=52182
Nikos Kazantzakis:
Algunos meses antes de su muerte, escribía en el libro de oro de una librería de Antibes: La poesía es lo único que impide podrirse al mundo. Y algunos minutos antes de morir, decía a sus médicos: ¡Ustedes saben, los poetas no mueren nunca, o casi nunca!
Yo no he hablado nunca de los detalles de la vida cotidiana; son caracolas vacías".
"El tiempo ha llegado a ser para mí el bien Supremo. Cuando veo a los hombres pasearse, vagar o malgastar el tiempo en discusiones vanas, me dan deseos de ir a una esquina a tender la mano como un mendigo:
-Dadme una limosna, buenas personas; dadme un poco del tiempo que perdéis, una hora, dos horas, lo que queráis".
El hombre debe buscar lo que guía a un ser humano, a una sociedad; los hilos conductores, para ir más lejos y más lejos aun, ascender sin detenerse, superarse.
"No debemos amar a los hombres, sino a la llama que no es humana y que los hace arder. No debemos luchar por la humanidad, sino por la llama que transforma en fuego a esta paja húmeda, inquieta, ridícula, a la que llamamos Humanidad".
"Soy el hombre más sencillo que existe, pero cuando siento un "grito" en mí, no acepto transformarlo en una "vocecilla" para complacer a los mudos y a los tartamudos. Pues yo no deseo agradar a nadie, ni tener discípulo ni ser discípulo. He venido a este mundo por algunos instantes y quiero lanzar un grito y partir. Nada más".
"Todo hombre tiene un grito que lanzar antes de morir, su grito. Hay que darse prisa para tener tiempo de lanzarlo. Ese grito puede dispersarse, ineficaz, en el aire; puede no hallarse ni en la tierra ni en el cielo un oído que lo escuche; poco importa. No eres un carnero, eres un hombre; y hombre quiere decir algo que no está cómodamente instalado, sino que grita. ¡grita tú, pues! Mi alma íntegra es un grito y mi obra íntegra es la interpretación de ese grito!".
"¡No espero nada, no temo nada, soy libre!" (Epitafio en su tumba)
"Tenemos el deber, más allá de nuestras preocupaciones personales, más allá de nuestros hábitos cómodos, de fijarnos un objetivo por sobre nosotros mismos, y esforzarnos por alcanzarlo, desdeñando las risas, el hambre y la muerte. No sólo alcanzarlo. Un alma altiva cuando alcanza su objetivo, lo desplaza aun más lejos. No alcanzarlo, sino no detenernos nunca en nuestra ascensión. Es el único medio de dar nobleza y unidad a la vida".
"Un sólo deseo me embarga: el de descubrir lo que se oculta tras lo visible, de horadar el misterio que me da la vida y me la quita, y de saber si una presencia invisible e inmutable se oculta más allá del flujo incesante del mundo".
Una civilización no puede establecerse sino sobre fundamentos espirituales.
Zorba era sobre todo un diálogo entre un escritorzuelo y un verdadero hombre del pueblo; un diálogo entre el espíritu "tinterillo" y la grande alma del pueblo.
http://www.apocatastasis.com/nikos-kazantzakis-pensador-nuestro-tiempo-george-stassinakis.php
"Luchamos porque nos gusta; cantamos aunque no exista oído que nos escuche; trabajamos aunque no haya un patrón que al atardecer nos pague un salario... La esencia de nuestro dios es el combate."
ZORBA :
Kazantzakis describió a Zorba como un maravilloso bebedor, comilón, trabajador, mujeriego y vagabundo. El alma más grande, el cuerpo más firme, el grito más libre que he conocido en mi vida. Nikos Kazantzakis conoció a George Zorba en 1917 al sur del Peloponesio cuando explotaban una mina de lignito. Las charlas nocturnas le llevaron a conocer a este personaje, cuya profunda humanidad impresionó de tal forma al escritor griego que llegó a decir: "Si yo quisiera distinguir a los hombres que han dejado una huella más profunda en mi alma, quizá me hubiera decidido por Homero, Buda, Bregson, Nietzche y Zorba...Zorba me ha enseñado a amar la vida y a no temer a la muerte." La amistad con Zorba se mantuvo toda la vida, y entre 1941 y 1943 Kazantzakis escribió esta novela. Cambió el nombre de Zorba por el de Alexis Zorba y situó la acción en Creta. La obra fue un éxito sin precedentes, siendo traducida a más de 50 idiomas y sirvió de guión para una famosa película.
Fuente: www.elaleph.com
Otra nota cargada de emoción es la que se refiere al momento en que Kazantzakis recibe la noticia de que su gran amigo ha fallecido: "Cerré los ojos. Lágrimas tibias corrían por mis mejillas. "Ha muerto, ha muerto...-- musitaba--, Zorba ha muerto. ¡Nunca más! La risa ha muerto, la canción se ha interrumpido, el santuri se ha roto, ya no más danzas en las peñas de la costa. Se ha llenado de tierra la boca insaciable que, poseída de una sed inextinguible, no paraba de interrogar. Nunca más se encontrará una mano tan tierna, tan sabia, para acariciar las piedras del mar, el pan, la mujer ... " . Queda así reflejado en estas pocas palabras lo que fue Zorba para Kazantzakis, un verdadero mito viviente.
ZORBA:
“¿Alguna vez has visto, como una cosa se puede derrumbar de forma tan preciosa?” (Al derrumbarse la mina que intentaba rescatar).
-¿Cómo me pueden explicar todos tus libros por qué alguien tiene que morir tan joven?
-No te lo explican, pero te hacen estas mismas preguntas
-Escupo en tus libros. (Diálogo entre alan Bates y Anthony Quinn en "Zorba el Griego")
-No tengo una profesión, tengo ojos, manos, piernas y una boca, ¿para qué necesito una profesión?
-¡Baile, Zorba! ¡Muéstreme cómo bailar!
-No, patrón...usted puede decirme cuándo hay que trabajar. Pero divertirme...¡eso lo decido yo!
-¡Brindo por su salud!
-¡Brindo por la suya, Zorba!
-¡Maldito sea, jefe! Me agrada demasiado como para no decírselo: usted lo tiene todo, excepto una cosa: ¡LOCURA! Un hombre necesita un poco de locura, si no...
-¿Si no qué?
-...nunca se atreve a cortar la cuerda y SER LIBRE... ¿Está enojado conmigo?
-No, Zorba. ...enséñeme a bailar, ¿si?
-¿A bailar? ¿dijo 'bailar'? ¡Ande muchacho! ¡juntos...!
SIN MIEDO…
“No tengo miedo del infierno, pero tampoco ansío el cielo”. Una frase aparentemente lapidaria que sin embargo lleva escondida toda la dignidad de la condición humana. ¿ Cómo vivir pensando en premios o castigos, bien sea humanos o divinos que semejan espadas al cuello?
Vivir con la conciencia condicionada no puede ser el precio por pagar ante la posibilidad –inevitable- del error. De ahí el, también, aparente hedonismo que trasluce la personalidad de ZORBA, frente a otra asustadiza y timorata de su patrón inglés. ZORBA es un canto a la libertad, al vivir sin condiciones.
Vivir para amar, para combatir, para reunir la fuerza interior que moviliza el brazo que trabaja, el aliento que forja el presente, pero también vivir para disfrutar el brillo de las estrellas, para acariciar los sueños, enjugar una lágrima o sentir el temblor del sentimiento de un corazón detenido de emoción.
Cara y sello de una misma moneda que, por un lado, enfrenta furiosas mareas o camina, reposado, por los senderos de la paz espiritual. Estamos aquí y ahora, bañando la pupila con el tesoro que fluye de la memoria o con lo que desde afuera se ofrece. Embriagando la carne, dejando que se complazcan, por igual, fríos y sudores.
¿Cómo puede, entonces, la humanidad acurrucar un sueño, es decir, vivir, estando pendiente de infiernos o de glorias? Metamos, entonces, el mundo bajo los párpados y digamos con ZORBA ¡A bailar! Nunca somos más libres que cuando bailamos. ¡¡Bailemos, pues!!
Frida.
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